Vuelvo a las ñoñadas. Hoy me ha llamado y me he picado por nada. A los dos minutos de haber colgado ya estaba deseando que mi móvil sonase y que fuese él. Aunque estaba picada. Daba igual, sólo quería que sonase y que fuese él. Qué ridícula me siento a veces, o soy, no sé. Ahora, después de analizar la situación en frío, resulta que es más imprescindible de lo que yo pensaba. Raro en mí, que siempre paso de todo. Mi madre -que no es tonta y me conoce bien- me diría: “A ti ese chico te gusta”. Y yo -que tampoco soy tonta, pero me lo hago- le respondería: “Que va, pero si es idiota”. Con toda la chulería del mundo, buena soy yo. Pero no, ni es idiota ni me gusta. Me encanta. Y como me encanta, me pongo tonta, aunque no lo soy. Bueno, tonta me pone él. Y como me pone tonta le llamo tonto, o idiota. Que para el caso, patatas. Pero en el fondo es sólo que le echo de menos y eso es novedad. Y supongo que me gusta esa novedad y estar tonta si es por eso. Así que por mi parte: perdón y gracias. Y por la tuya: Las que tú tienes Image may be NSFW.
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P.D: Ha llamado, pero tarde y para entonces ya estaba tonta del todo. Él tiene el cielo ganado.